Fue en Cusco, el 1 de febrero de 1985, durante su VIAJE APOSTÓLICO AL PERÚ
Qué bueno sería que todos los religiosos meditasen este mensaje que nos dejó el Papa Juan Pablo II desde el Perú para todo el continente y el mundo:
"«Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor» (Io. 15, 10).
La fidelidad es la prueba del amor. Además, los cristianos tienen derecho a exigir al consagrado una sincera adhesión y obediencia a los mandatos de Cristo y de su Iglesia. Por tanto, tenéis que evitar todo lo que hiciera pensar que existe en la Iglesia una doble jerarquía o doble magisterio. Vivid e inculcad siempre un profundo amor a la Iglesia, y una leal adhesión a toda su enseñanza. Nunca seáis portadores de incertidumbres, sino de certezas de fe. Transmitid siempre las verdades que proclama el Magisterio; no ideologías que pasan. Para edificar la Iglesia, vivid la santidad. Ella os llevará, sí es necesario, a la prueba suprema de amor a los demás, porque «nadie tiene mayor amor, que el que da su vida por sus amigos» (Ibíd. 15, 13)".
Recapitulemos:
Fidelidad,
Obediencia,
Respeto al a la Jerarquía.
Apego a las verdades que proclama el magisterio
y no a las ideologías que pasan.
Santidad,
Amor.
¿No parece este un mensaje específicamente dirigido al Vicariato Apostólico de San Miguel de Sucumbíos? ¿Habrá tomado conocimiento en su momento Mons. Gonzalo y sus carmelitas? Lástima que no le pusieron atención, otra hubiera sido la historia…
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