martes, 15 de noviembre de 2011

Autoridad vaticana explica las claves de la nueva evangelización

Los requisitos para la nueva evangelización, un tema para meditación de Isamis; los comentarios en recuadro son de nuestro blog

31 Oct. 11 / (ACI/EWTN Noticias)

Mons. Ruiz Arenas –secretario del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización en el Vaticano- enumeró una serie de requisitos para emprender esta tarea, entre los cuales está primeramente "dar primacía a la gracia", como decía Juan Pablo II: "es decir tenemos que ser conscientes que es el Espíritu Santo quien obra en la Iglesia. No podemos caer en la tentación de pensar que son nuestras obras y nuestros programas los que producen los resultados, la conversión".

La gracia sobrenatural dada por el  Espíritu Santo es quien evangeliza y quien convierte, no los “equipos”, ni los “consejos”, ni las “organizaciones”, ni las “asambleas”, aunque éstas puedan ser útiles. La gracia debe fluir e impregnar todo. Los sacramentos instituidos por Cristo son los canales necesarios para que fluya la gracia. No vimos eso en Isamis. 

Un segundo requisito es "vivir como auténtico discípulo misionero. El discipulado es una realidad que no se puede vivir de manera aislada, individual, sino que hay que vivirla en comunidad. El Señor fue escogiendo y llamando a sus discípulos. Hoy también nos llama a cada uno de nosotros y nos da una misión. Tenemos que vivir el gozo de sentirnos llamados y amados por el Señor".

“Llamados y amados por el Señor”, no por el animador de turno. El discipulado se vive en comunidad, en relaciones fraternas y afectivas, dando lugar a los que son diferentes, que pueden aportar novedad y sin excluir a nadie. La vida en comunidad no se fabrica ni se impone: florece, regada por las aguas sobrenaturales de la gracia de Dios.

El tercero es tener una gran generosidad, mientras que el cuarto consiste en que "toda la actividad de la Iglesia debe ser una expresión de amor y de servicio, que ha de buscar el bien integral del ser humano. Más aún, en muchas circunstancias ese amor habla por sí solo y se constituye en una forma de evangelizar, pues a través de su actuación –así como por su hablar, su silencio, su ejemplo- hacemos creíble lo que anunciamos y lo que celebramos".

Que importante es el desprendimiento y la gratuidad, el ejemplo y hacerse creíble. Ser generosos y serviciales para buscar “el bien integral” y no cualquier bien pasajero o episódico, como una alcaldía o un puesto en la radio... No hemos visto ese sello de desinterés en algunos equipos y “ministerios” que no brillan en ese cuidado de ser ejemplares e íntegros.

Un quinto requisito fundamental es la oración: "es importante que lo que nos propongamos, con la ayuda de Dios, esté fundado en la contemplación y en la oración. Vivimos con gran agitación y continuo movimiento, lo cual desemboca en el activismo, con el riesgo fácil del ‘hacer por hacer’".

En Isamis hemos visto mucho más la “gran agitación, el continuo movimiento, el activismo y el hacer por hacer” que “la contemplación y la oración”. Y lo peor, esas cosas venidas desde un cierto “centro de espiritualidad” de la provincia animado por “religiosos/as”... Si hasta criticaron las celebraciones de Misas diarias, ya que “las misas por las misas” no tienen sentido… decían.

Un sexto punto a tener en cuenta es la centralidad de la Eucaristía, que "encierra en sí misma el núcleo del misterio de la Iglesia y constituye la fuente y cima de toda la vida cristiana. En ella se celebra con gozo el misterio de la fe, ya que hace presente el acontecimiento central de nuestra salvación y realiza la obra de nuestra redención, actualizando siempre en el tiempo el sacrificio redentor de Cristo".

La Eucaristía nunca estuvo al honor en Isamis, todo lo contrario. Ni siquiera los misioneros cumplían el precepto dominical. Además, se celebraba de cualquier manera, sin respeto a las normativas de un culto tan sagrado. Era espectáculos arbitrarios con protagonismos indebidos, donde “la chicha” se ponía a la par de la comunión, y la “limpia” a la altura del acto penitencial. A veces se igualaba la Palabra de Dios con fábulas paganas. Y el recogimiento debido a un misterio tan sagrado cedía el lugar a danzas bélicas y hasta indecentes. ¿Quién no vio estas cosas que “religiosos/as” promovían en nuestro vicariato?

Un séptimo requisito es la lectura constante de la Palabra de Dios: "urge a tener una confianza y familiaridad con la Sagrada Escritura, para que sea como una brújula que indica la vía a seguir, con la ayuda de testigos y maestros, que caminen con ellos y los lleven a amar y a comunicar a su vez el Evangelio, especialmente a sus coetáneos, convirtiéndose ellos mismos en auténticos y creíbles anunciadores. En este sentido es bueno familiarizarnos con el método de lectura orante de la Sagrada Escritura, por medio de la lectio divina".

Hemos visto aparentemente más apego a la Biblia en evangélicos, que en los agentes de Isamis.

Hay que reconocer que la gracia sobrenatural (o la vida divina), la comunión cristiana y fraterna, el testimonio ejemplar, la oración, la espiritualidad en general, la Eucaristía y la Sagrada Escritura no eran el fuerte de Isamis. Por eso su evangelización no produjo frutos deseados y durables y su edificio se va derrumbando como un castillo de naipes. Irremediablemente.

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