lunes, 13 de febrero de 2012

Iglesia y reino ¿enemigos? Iglesia y sinagoga ¿equiparables? Jesús e Isamis ¿afines?

Al salir de la sinagoga, Jesús fue a la casa de Simón y Andrés con Santiago y Juan” (Mc. 1, 29)

Este episodio de la vida de Jesús es interpretado por el blog Isamis2010 de una manera muy singular, totalmente heterodoxa. Nos dicen que la salida de Jesús de la Sinagoga y la ida a una casa, es el paradigma de la espiritualidad de Isamis que sale los templos para ir a las comunidades.

Esto, en rigor, no sería tan grave si no supusiese un error fatal: que el templo, en el contexto de la exégesis de Isamis, no es tanto un edificio como una institución que sería la sinagoga. Ahora, equiparar la religión judaica al nuestra Iglesia Católica es totalmente equivocado.

Jesús entró y salió de la sinagoga una infinidad de veces, como también entró y salió en casas de familia otra infinidad de veces. No se sabe por qué este versículo que citan sería tan descollante. Una vez que la Iglesia, cuerpo místico de Cristo y pueblo santo de Dios, no se identifica con un templo material, no se ve tampoco por qué ese “salir” de la sinagoga significaría salir de los templos para ir a las casas.

¿Que las comunidades se reúnan en las casas? nada más natural y saludable… siempre que no renieguen del templo que tiene su función en la vida cristiana, especialmente para la celebración del culto y de los sacramentos, sobretodo de la Eucaristía.

Jesús rompió con el judaísmo y trajo la novedad de su propuesta del Reino”, dice con razón el artículo de Isamis, agregando que eso valió a los primeros cristianos de ser tratados como una secta. ¡Pero es absolutamente inaceptable la soberbia de comparar la actitud de Jesús con la de Isamis, que ha roto con el catolicismo para presentarnos la novedad de un “reino” utópico y constituyendo una secta!

La Iglesia es de institución divina. Fue fundada sobre la roca y tiene la promesa de la inmortalidad. Nunca permita Diosito que rompamos y abandonemos a la Iglesia. Ella es una realidad asociativa concreta con sus leyes, su jerarquía, su magisterio. En cambio, el supuesto “reino” a que se refiere Isamis es otra cosa: es una aventura, un sueño, una utopía que nada tiene que ver con la prédica de Jesús ni con la Iglesia que Él fundó. Es muy grave promover el disenso eclesial, realizar un cisma. Además es una blasfemia equiparar la sinagoga decadente con la Iglesia Católica e Isamis a Jesús.

Los revolucionarios de todos los tiempos han dicho, primero: Dios sí, Cristo no. Después: Cristo si, la Iglesia no. Y por fin: Cristo no existe y la Iglesia es una quimera. Isamis está en la etapa final de esa rampa renegando a Cristo y a su Iglesia.

Ya no es el cumplimiento estricto de las normas”, dicen, lo que salva, “lo esencial de la fe cristiana”es sentirse en familia con Jesús”. Con eso presuponen y enseñan que no hay que cumplir normas, ni sacramentos, ni ir a la iglesia, etc. (es su “visión pastoral” que tan bien conocemos y que la Iglesia quiso corregir “implantando de manera diferente todo el trabajo pastoral” en el Vicariato –Carta del Cardenal Días). “Sentirse en familia” no es absolutamente lo esencial de la fe, pues la fe no es un sentimiento sino un don y una convicción profunda. La fe no es una utopía sentimental, subjetiva y revolucionaria, como lo son las creencias y las prácticas de Isamis.

Para dar fuerza a sus divagaciones, Isamis pretende basarse en lo que llama “la legítima tradición de la Iglesia latinoamericana” (ese mismo disparate alegan los teólogos de la liberación para hacerse aceptar por el pueblo) cuya lucha nada tiene que ver con los documentos Vaticanos ni del Episcopado latinoamericano que recogen la tradición de 2.000 años sin oponerle los últimos 40, según la concepción de la dialéctica marxista desaprobada por la Iglesia, precisamente en sus más recientes documentos latinoamericanos de Puebla, Santo Domingo y Aparecida. De esa “tradición” hace parte por ejemplo la llamada “Misa Campesina”, elogiada recientemente por Isamis en su blog y condenada oportunamente por la Santa Sede en documento de la Sagrada Congregación del Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos… ¿La participación en la guerrilla armada hace parte también de esa “tradición”?

Es posible, como dicen, que Monseñor Filipo Santoro se haya sorprendido con la existencia de Comunidades Eclesiales de base “en todos los ángulos de la provincia”. Lo que es seguro –y que Isamis no reconocerá jamás a no ser por una enorme gracia de Dios- es que el informe de Mons. Santoro contiene el relato espeluznante de los desvíos de Isamis que tanto daño ha hecho a los fieles del Vicariato y que precipitaron su caída.

Es otro disparate decir que los sacerdotes colaboradores y los Heraldos del Evangelio centran su labor “en una pastoral de servicios religiosos desde el templo”. Ellos, como todos los sacerdotes católicos, siguen una pastoral católica integral y normal, como lo hace la Iglesia en todas partes…. salvo en Sucumbíos cuando estaba bajo la bota (o la sandalia) isamita, que prefieren los chamanes a los padrecitos.

Es preciso decir que muchos líderes y miembros de comunidades eclesiales de base están en perfecta armonía con los “sacerdotes colaboradores” y guardan un lindo recuerdo de los heraldos que les brindaron su servicio y su cariño.

Señores/as de Isamis, afinen las cuerdas de su guitarra a la música armoniosa que toca la Iglesia católica. Presten oídos al Papa, a los Obispos, al nuevo Administrador Apostólico. Ya es hora de dejar la autosuficiencia y de reconocer los errores. Por ejemplo, los graves errores del artículo en cuestión y de las “joyitas” que publican en su blog.

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