jueves, 21 de julio de 2011

La voz… de los que no tienen voz

Siguen escribiendo nuestros lectores. Nos acaba de llegar esta carta que nos pareció oportuno trasmitirla:

Soy un modesto ciudadano de Lago Agrio que me hago unas preguntas para las que espero respuestas. Soy libre y no estoy afiliado a ningún organismo, a ningún partido político ni practico la religión, aunque soy bautizado en la católica. Prefiero permanecer anónimo –y para eso tengo mis razones- pero estoy consciente de que mis inquietudes las comparten muchos conciudadanos.  Leyéndome lo constatarán.

Mucho se habla y se escribe sobre “Organizaciones Sociales de Sucumbíos”, entre otras razones, para decirnos que las dichas organizaciones son fruto y obra de la labor pastoral de Monseñor Gonzalo López Marañón y de los carmelitas.

Pero sería bueno que el Ecuador y el mundo supiesen cuáles son esas organizaciones sociales, cuántas son, qué hacen, que ideología siguen y cuántos miembros tienen. Pues a menudo se hace referencia a ellas considerándolas como portavoces o representantes de la población.

En el trabajo de Isamis, por ejemplo, se tiene como base a las llamadas Organizaciones Populares y a las Comunidades Eclesiales de Base. Tampoco sabemos -ni siquiera los sucumbienses- cuántas Organizaciones Populares y cuántas CEBs existen. Sobre todo queremos saber cuántos miembros tienen y si son organizaciones representativas y activas, o meros rótulos y etiquetas que se prestan para firmar manifiestos de protesta o para hacer presión sobre las autoridades.

Existe también una “Coordinación de las Organizaciones sociales de Sucumbíos” que, juntamente con la Asamblea Diocesana del Vicariato de Sucumbíos, son supuestamente  expresiones palpables del tejido eclesial y social de la provincia. Pero… una vez más, ¿esa coordinación federa a cuántas y cuáles organizaciones que representan a cuántos miembros?

Que no se me diga que son representativas, más o menos como un asambleísta representa a su jurisdicción. Cuando democráticamente se elige a un representante, se valora el mandato y se lo reconoce sin problema. La cuestión es cuándo una organización, asociación, coordinación, federación o cómo se llame, se arroga el derecho de representar a miles siendo que en realidad sus adherentes se cuentan con los dedos de una mano.

¿La señora Delia Malvay o el señor Marcelo Arana, son portavoces de quiénes y de cuántos? ¿Se puede saber eso? No quiero criticar ni polemizar, simplemente quiero ser informado. Gracias.

Juan Todoelmundo

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