sábado, 30 de julio de 2011

Saúl y David en Sucumbíos

Continúan llegando cartas, ésta no necesita más comentarios, leamos:


No poca emoción causan los pasajes bíblicos que resaltan la obediencia y fidelidad del pequeño David ante la prepotencia y dureza de corazón del rey Saúl, que por no acatar los designios de Yahvé, fue relevado en la misión de gobernar al pueblo elegido. 

El profeta Samuel se lo dice en términos categóricos: "..arrancará el reino de tus manos para dárselo a otro, a David"

La historia se repite en nuestros días con el caso de Sucumbíos. Son dos tipos humanos que contrastan en un medio carente de formación. Los Heraldos a su vez, asumiendo el reto de evangelizar frente a una Comunidad saliente aferrada a su proyecto caduco.

Lamentablemente fuerzas ajenas a lo espiritual pretenden crear una imagen de tensión entre dos comunidades hermanas que dependen de un sólo Pastor. 

La Iglesia Católica tiene plena facultad de dispensar la misión de unos para encargarla a otros según la necesidad del lugar y del momento. Reconocer el trabajo de una Congregación corresponde al pueblo principalmente, ya que de hacerlo el Estado, se correría el riesgo de estimular a unos en perjuicio de los que no son del agrado del mismo.

Parece que de la lluvia se pretende hacer una tormenta. En Lago Agrio no abunda el oro y el petróleo está bajo tierra.

¿Qué esconden los agitadores con tanto miedo y violencia?



María Soledad Egüez

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