miércoles, 10 de agosto de 2011

Esta sí es la voz del pueblo católico de Sucumbíos


Gran manifestación en Quito, frente al Palacio Presidencial, pidiendo al señor Correa que no impida que los Heraldos estén en Sucumbíos.

Nos enteramos como que por casualidad. Se hablaba del viaje muy bajito y sólo las personas de confianza tenían acceso a la información. Por lo visto, había que evitar que algún "isamita" se enterase antes de la hora y estropease el factor sorpresa, que se quería utilizar. En vista de eso, decidimos partir hacia Quito bien de madrugada. Tampoco se lo dijimos a nadie, para que no lo comentasen.

La sorpresa fue total. Y había mucha más gente de lo que se imaginaba uno que se podría convocar por ese sistema casi que de "clandestinidad". El viaje fue nocturno y vimos aparecer el sol cuando ya habíamos llegado, bien tempranito, en la Plaza Grande, frente al Palacio del todopoderoso. Nosotros nos mantuvimos, discretamente, un poco al margen; pues como la gran mayoría de los organizadores no nos conocen, queríamos evitar levantar malas interpretaciones.

Aprovechamos para tomar un buen café con leche caliente, y rehacernos del cansancio de la noche. Queríamos, eso sí, estar en la primera línea de los acontecimientos. Y pudimos acompañar varias reacciones del personal del Palacio, que ya están adiestrados para saber que hacer con los "grupos populares" y "entidades sociales" invitadas especialmente los lunes para la aparición en el corredor de las columnatas del presidente y de alguna otra autoridad invitada al espectáculo del "Cambio de Guardia Presidencial".

Tampoco sabíamos si este programa continuaba en esta época del año. Paseando un poco por el lateral de la Catedral, curiosos para saber si el Señor Arzobispo de Quito, que tiene sus oficinas del otro lado de la Plaza, aparecería para celebrar Misa... parece que era más nuestro deseo que la costumbre. Entramos un momento a visitar el lugar donde fue enterrada Santa Mariana de Jesús Paredes y Flores, en la Iglesia de la Compañía; y acabamos no entrando en la Iglesia de la Concepción, que queda también del otro lado de la Plaza, haciendo calle con el Palacio Presidencial.

El sucumbiense quiere expresar rápido lo que piensa. Y, si al principio los encargados del "orden" trataban a nuestra gente como siendo "el pueblo amigo del presidente", cuando oyeron los primeros gritos pidiendo al presidente que no intervenga para impedir la vuelta de los Heraldos a Sucumbíos, hubo unos momentos de perplejidad, y en seguida "¿de donde vinieron?; "¿están convidados?". "Estos lugares estan reservados"... alguién le grito: "Sí, para el pueblo que viene a pedir justicia al Señor Presidente!"

Nuevas inseguridades de la guardia presidencial; algunas carreras hasta las puertas del Palacio para pedir indicaciones de como actuar... Y ya se había organizado el griterio del pueblo de Sucumbíos, pidiendo al presidente que no se meta en asuntos que no son políticos de su competencia.

Era temprano por la mañana y, por lo que nos comentaron, el señor presidente suele hacer su aparición antes de las 11:00 hs., en que la puntualidad germánica de los Granaderos de Tarqui, dan inicio a su espectáculo cívico-militar.

El griterio en la Plaza ya se hacía oir dentro del Palacio. Nos comentaban a la tarde que el señor Correa, sonriendo e imaginando se trataba de sus amigos que, todas las semanas lo aclaman en la Plaza o en sus proclamas televisivas de los sábados, gritaban para que saliese al balcón, se disponía a atender a este clamor de multitudes. Pero tuvo que ser retenido un poco a la fuerza para no caer en el ridículo de encontrarse con una realidad diferente a la que su imaginación le hace soñar.

Contrariado por este imprevisto, un poco depresivo, preguntó por los grupos de apoyo que siempre concurren a estos actos. Parece que este lunes, con las fiestas y la excesiva bebida que suele correr para “animar a este bravo pueblo”, o se habían quedado dormidos o no se habían interesado. Parece que la solución fue llamar a los franciscanos, que quedan ahí cerquita, y preguntar con cuanta gente se podía contar. Que mandasen urgentemente algunos grupos de apoyo. Bueno, no sabemos al final de cuentas lo que pasó…

Cuando le dijeron al presidente que era el pueblo de Sucumbios el que gritaba, no le dio importancia. Ya están siendo tomadas las providencias cabibles para solucionar y ayudar a las víctimas de los deslaves de La Fama, en La Bonita. Ese asunto él lo puede manejar con su habilidad habitual.

No, señor presidente. ¡No se engañe! – Ahí sí se sintió más molesto y quiso saber de que se trataba. – “Son esos fanáticos de Sucumbíos que llevan más de 90 días manifestándose pidiendo la vuelta de los misioneros Heraldos”. – “Ya hemos dicho que no, ¡y se acabó! Que los saquen de la Plaza. Nosotros somos de la iglesia de Fray Gonzalo”. Este diálogo lo hemos compuesto nosotros, con base en las cosas que ya se conocen, pero…

Queremos dejar constancia aquí de un hecho muy bonito que se dio en el aeropuerto de Sucumbíos por ocasión de uno de los últimos viajes del presidente. Las autoridades le organizaron unos espectáculos para compensar la falta de pueblo en los actos oficiales que se habían desarrollado.

Y le tocó la vez a un jovencito, vestido de charro mexicano, con su sombrero en la mano, que le agradó mucho al presidente por la candura e inocencia del niño y la belleza de su voz. Cuando terminó de cantar, le llama el presidente y le dice (al estilo de los emperadores romanos): “Pídeme lo que quieras”. El niño no tuvo que ir a preguntar a su madre que es lo que le iba a pedir al presidente, y le respondió con esa inocencia propia de los niños que alcanzan el Reino de los Cielos: “Señor Presidente, que vuelvan los Heraldos del Evangelio a Sucumbíos”.

¡Hasta Herodes fue más honesto en cumplir con lo prometido!

Volvamos a la Plaza Grande. El griterio crece, los católicos de Sucumbíos están más fervorosos que nunca. Se movilizan y otras personas del pueblo al saber que es a favor de los Caballeros de la Virgen, también quieren participar. Recuerdan el día que la mamita de Fátima les visitó en su casa. ¡Nunca se olvidarán de aquel día!

“¿Y por qué el presidente no los quiere? ¿Él no es católico?” Dejamos a la señora con la pregunta en los labios y vamos atrás de lo que está sucediendo en la Columnata de Carondelet y en el balcón presidencial.

Vamos a intentar colocar aquí tres pequeños videos que dan una idea más real del ambiente en la Plaza Grande. Hasta el momento solo el diario El Comercio ha publicado una nota –con sabor isamita– de la manifestación.
Cuando llegó la hora de la ceremonia se estableció la calma. Cantamos todos el Himno Nacional, y apareció el presidente, acompañado por el Vice-Presidente y el Prefecto de Santo Domingo de los Tsachilas. Y dio inicio la ceremonia del cambio de Guardia.

Nos pasó desapercibido, en la animación toda de la plaza, pero lo hemos sabido de buena fuente que llegaron a entrar en el Palacio algunos miembros del Comité de Apoyo a la Iglesia Católica de Sucumbíos, y fueron recibidos por un Asesor de la Presidencia, cuyo nombre no sabemos, pero que debe ser amigo de los carmelitas y demás grupos de la “teología de la liberación”, pues a todo momento iba colocando objeciones a lo que oía.

Por ejemplo: “¿40 años estuvieron los carmelitas y llegan los Heraldos a quitarles todo lo que ellos hicieron?” – La respuesta no se hizo esperar: “Todo eso pertenece a la Iglesia, no es de los carmelitas; es más o menos como cuando toca cambiar de Presidente, el anterior no puede decir que los puentes que construyó le pertenecen y se los lleva porque él los hizo, etc...” ¡Buena respuesta, que no vamos a olvidar! Pero que deja entrever cuántas mentiras van soltando los carmelitas por ahí afuera…

Esta información la recogimos un poco después del acto, durante el almuerzo, en medio de animadas conversaciones. Los miembros del Comité de Apoyo dejaron varias propuestas: una es que se lleve a cabo la revocatoria del Asambleista Armando Aguilar; y otra, que era la principal de la manifestación, que el Gobierno no se oponga a que los Heraldos estén en Sucumbíos.

Muy gentilmente, como conviene en estas ocasiones, el Asesor pidió que todas ellas sean entregadas por escrito. Y ahí, no sabemos como la cosa acabará.

Descansamos un poco en el coche y regresamos a Nueva Loja, pues un día ausente en el trabajo hay que recuperarlo después.

Si otras informaciones nos llegan las iremos dando. Un dia de fiesta para los católicos de toda la Provincia. La noticia se difundió rapidamente y al regresar todo el mundo sabía a donde nos habíamos escapado. La única persona que “parece” no se entera de nada en toda la diócesis es el Delegado Mons. Polibio. No se entera o esta muy enterado, pues con él todo sigue como antes de la llegada de los misioneros del Papa.

Hay deslaves por agua y hay deslaves morales. Estos últimos son mucho más graves, y de competencia exclusiva de las autoridades religiosas.

Videos de la manifestación en Quito frente al Palacio Presidencial el dia lunes 8 de agosto de 2011:

www.youtube.com/watch?v=8NfOKxen634
www.youtube.com/watch?v=4WYHTRbicrY


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