miércoles, 31 de agosto de 2011

Nada nuevo bajo el sol…


En Isamis, después de diez meses muy movidos, llenos de sorpresas, de sustos y de furias, no parece haber cambios. Empedernidos, no se corrigen, no se adaptan, no ceden.

Estos son los dos deseos confesados de Isamis en un panfleto para el que recogen firmas: (firmas de dudosa autenticidad)

·        Que el Vaticano nombre a un Obispo que continúe en el proceso de iglesia local de Sucumbíos.

·        Que el Delegado Pontificio respete el proyecto de comunicación popular de Radio Sucumbíos.

Hablan de diálogo, abertura e inclusión, pero solo pretenden y exigen sus posturas. Y exigen a las autoridades de la Iglesia que hagan sus voluntades. Para ellos, el Papa y el Delegado Pontificio deben adaptarse a las originalidades de este modelo fracasado de iglesia. Cuando en realidad debería ser el modelo de iglesia el que se adapta a las directivas de la Jerarquía, a las exigencias del magisterio y a las prioridades pastorales que bien conocen los pastores, por carisma, por vocación y por experiencia.

Los de isamis son como lobos, enemigos no solo de las ovejas, como se ha visto, sino también de los pastores.

El significado del báculo que usa el Obispo en ciertas ceremonias (lo usan todos los Obispos de Ecuador, pero nunca o casi nunca lo usó Monseñor Gonzalo) es significar el caminar indicando el rumbo y apartando los obstáculos. Espantando y golpeando al enemigo cuando asecha.

Pero aquí, en el oriente, es diferente. Mejor una lanza que un báculo, mejor unas plumas que una mitra, mejor un collar de huesos que una cruz pectoral, mejor las limpias ancestrales que la bendición con agua bendita. Que el Obispo que venga y que el propio Papa lo sepan y lo tengan bien clarito.


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