Gracias miembros y seguidores de Isamis por ir aclarando cada vez más sus posturas y continuar a desenmascararse. Gracias por dejar sus madrigueras y aparecer a la luz del día con las doctrinas que han elaborado en las sombras de sus antros locales y extranjeros.
Gracias también por “ofendernos” con el apodo de papalotras. Nunca se nos hubiera ocurrido de llamarles gonzalolatras; somos más cautos. Pero sepan que nos anima y nos alegra indeciblemente que nos consideren así, personas como ustedes que tienen por la Iglesia esa extraña manera de concebirla y deformarla. Hacen con eso causa común con esa pobre gente que se reunió recientemente en España:
“Al congreso de la Asociación de Teólogos Juan XXIII no le ha gustado la multitudinaria Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), celebrada en Madrid a mediados de agosto pasado con la presencia de Benedicto XVI. "Ha ofrecido una imagen autoritaria y patriarcal de la Iglesia, ajena a los problemas reales de los jóvenes, y ha fomentado la exaltación del pontífice, hasta caer en la papalatría, una de las más nítidas expresiones del fundamentalismo. Y todo ello con el apoyo y la legitimación de las diferentes instituciones municipales, autonómicas, militares y empresariales", dice en su manifiesto final” (El País, Madrid, 11/09/11).Así hablaron Lutero y todos los heresiarcas de la historia que rompieron la unidad de la Iglesia rebelándose contra la jerarquía y construyendo otra iglesia diferente, al más puro estilo de Isamis.
Por nuestra parte, pensamos –y lo decimos con ufanía- que lo que define hasta las últimas consecuencias el perfil de un católico coherente y fervoroso es precisamente el amor, el respeto y el servicio al Papa. Al Sumo Pontífice que entre sus títulos de gloria lleva el de “Siervo de los siervos de Dios”. Es lo que diferencia a los católicos de otras religiones, incluso llamadas cristianas. Pero vemos que a ustedes no les interesa la claridad y la definición, quieren el equívoco y la confusión. Así es más fácil reinar… pero acabarán pereciendo. Ya lo estarán experimentando.
Las dos citaciones del periódico Catholic Worker las hacemos nuestras sin mayor problema. Son ingeniosas y admirables. Queremos vivir y morir en la confesión del amor, del respeto y de la obediencia incondicional al Papa.
Gracias. Una vez más, muchísimas gracias. Las cosas se van aclarando. Sigan hablando y escribiendo, que sus producciones no se leen solo en Sucumbíos. El mundo tiene que saber toda la verdad encubierta durante 40 años y tan deformada especialmente en los últimos meses.
Permítanos concluir con una exclamación que viene del fondo del alma: ¡Viva el Papa!
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