sábado, 1 de octubre de 2011

“Las zorras tienen sus madrigueras…” (Lc. 9, 58)


San Ambrosio compara las zorras a los herejes, porque este animal engañoso, siempre ocupado en emboscadas, ejerce la rapiña del engaño; nada hay seguro, nada puede estar quieto, nada permite que esté protegido; porque busca la presa dentro de la misma morada de los hombres.

Además, la zorra (animal astuto) se prepara una cueva y desea estar oculta en ella. Así son los herejes, que saben prepararse una casa (el sofisma) e intentan seducir a otros con sus argumentos.

Este animal ni se amansa nunca, ni es para el uso. Por lo que dice el Apóstol: "Evita el trato con el hereje después de la primera y segunda corrección" (Tit 3,10).

¿Tendrán algún interés estos comentarios en algún vicariato apostólico del Ecuador? ¿No habría analogías y aplicaciones bastante aproximadas para hacer? El enigma no es muy difícil, fácilmente se adivina.

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