Con gran cobertura de los medios nacionales e internacionales marchan en Bolivia centenas de indígenas que se oponen a la construcción de una carretera en su localidad. Llegaron a La Paz el 20 de octubre, después de días de caminata desde su provincia y fueron acogidos con cariño por la población y con respeto por las fuerzas del orden. Con Evo Morales, en cambio, les es más difícil entenderse. Se informa también que se trata de la octava marcha de este tipo, siendo que esta ha sido calificada como histórica.
Sin quitar mérito ni importancia a esas manifestaciones, decimos que en Sucumbíos, centenas de personas –que a veces llegaban a ser miles- han marchado diariamente durante cuatro meses, sin fallar un solo día, por las calles de Lago Agrio pidiendo el fin de Isamis, en solidaridad con los Heraldos del Evangelio y la no intervención de los políticos en asuntos de la Iglesia. Eran procesiones festivas, con rezos, cánticos y carros alegóricos. Un acontecimiento que va mucho más allá de los límites del Vicariato.
Pero, para la mayoría de los medios nacionales y la totalidad de los internacionales eso no existió. Para ciertas personas de Sucumbíos (ciegos que no quieren ver) tampoco existió. Un periódico de alguna parte del mundo llegó a publicar una fotografía de una de esas marchas diciendo que era… una manifestación de los carmelitas.
El tema de la construcción de una carretera en una provincia boliviana y el deseo, tan firme y pacíficamente manifestado, de mantener la fe Católica en una provincia ecuatoriana tienen importancia, aunque desigual. Lástima que las cámaras y los micrófonos de los medios de comunicación dan eco de unas marchas y no de otras. Por ejemplo, nuestra Radio Mentiras de Sucumbíos, la compañera solitaria, ignoró nuestro clamor y solo se hizo eco de nuestras procesiones, para desinformar.
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