sábado, 28 de mayo de 2011

Los Heraldos y las mujeres

En medio de toda la polémica situación que el Isamis creó por no querer acatar una orden venida del Vaticano sobre la presencia de los Heraldos del Evangelio en Sucumbíos, se oyen los comentarios más ridículos.

Se dice, por ejemplo, y mucho, que los Heraldos desprecian, discriminan y hasta persiguen a las mujeres. ¡Puro cuento! Todos los que los conocen realmente, desde que existen, comprueban personalmente el valor que dan a las mujeres.

Mons. Rafael Ibarguren, siempre preocupado en la
participación de la Mujer en la Iglesia. Misa en la Marcha
por la Paz y en respaldo a los Heraldos en Sucumbíos


Así, todas aquellas mujeres que, por cualquier motivo tienen un trato más próximo con esos religiosos auténticos, se sienten siempre tratadas con la mayor cortesía y respeto. Ellos son enteramente coherentes con la opción de vida que hicieron, son religiosos en toda la fuerza del término, y celan por su castidad, a tal punto que llevan, a los que a ellos se aproximan, a valorizar también esta olvidada virtud. Bajo éste ángulo, las mujeres que los conocen son unánimes en decir que no sólo se sienten respectadas y valorizadas, quizás como nunca lo fueron, mas también incentivadas y apoyadas en su rectitud moral.

Tomada de hábito del sector
femenino de los Heraldos




¿Como pueden los isamitas decir que los Heraldos discriminan a las mujeres, si su propio fundador, Mons. João Clá Dias, inició una Orden femenina con vocaciones jóvenes, abundantes, florecientes y prometedoras? Basta decir que la mejor construcción que los Heraldos levantaron en el Brazil, es para la Asociación Reina de las Vírgenes, la Orden II de los Heraldos. ¿Esto es discriminación?
Además, no hay, en las iglesias de los Heraldos, ceremonia de relevo, en que no entre una procesión para las ofrendas – por cierto bellísima – constituida sólo por jóvenes de esta Orden femenina.

No es raro ver estas hermanas organizar simposios y congresos, asumiendo toda la responsabilidad y trabajos inherentes. Y como si fuera poco, ella mismas representan, más de una vez, las innumerables obras de teatro con que ilustran las conferencias, a las personas que constituyen lo que llaman de Orden III, o sea, sus cooperadores. ¿Dónde está la discriminación?

Matrimonios de cooperadores en la procesión de Viernes Santo
Mujeres colaboradoras en la Catedral de Nueva Loja



Como dicen por ahí, “la lengua no tiene hueso”, por eso habla mucho. Aún más si es comandada por un celebro ávido de detracción, que busca argumentos donde no hay. Un mínimo de conocimiento sobre los Heraldos sería suficiente, a estos ex-señores feudales para, por lo menos, inventar calumnias más verosímiles.
      
Grupo de monaguillas, llamadas "Martitas" (En recuerdo de Santa Marta,
hermana de Santa María Magdalena) promovido por los Heraldos en Sucumbíos

Coro de niñas y niños promovido por la congregación de los Heraldos del Evangelio en Sucumbíos

1 comentario:

  1. DUDA DUDOSA...
    Yo no entiendo el por qué a los hermanitos Heraldos los ISAMITAS les viven diciendo que no aceptan mujeres o que las maltratan...
    Me parece, por lo que conozco muy de cerca y por lo que veo en este artículo, que nada de esas calumnias es verdad!!!
    Lo que si me parece muy dudoso es el por qué los carmelitas isamitas insisten en tener una relación, a mi ver, demasiado cercana con las mujeres...
    Miren como su obstinación en ese punto llegó a hacer con que un curita de estos llegara a ser cliente fijo,quien sabe si con derecho a descuentos, de un prostíbulo llamado "las Flores" y otro llegase a inclusive desear ser una de ellas como el P. Juan Cantero!!!
    Pues me parece que la deformación está en estos curitas y no en los Heraldos. Eso está clarísismo...
    Basta ver como las martitas extrañan mucho a los Heraldos y no a los carmelitas que tanto "respetaban" a las mujeres.

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