jueves, 19 de mayo de 2011

Desobediencia y rebeldía de seis carmelitas españoles residentes en Ecuador coloca en dificultades al presidente Correa y a la propia Orden de los Descalzos

QUITO, NUEVA LOJA, 18 de mayo de 2011 – INFORMA PRESS SUCUMBIOS.- El regreso a Sucumbíos de los seis carmelitas españoles ha dejado al descubierto que los que promueven el desorden social en la Provincia no son los nuevos misioneros Heraldos del Evangelio recien llegados sino los seis frailes carmelitas.

Los carmelitas habían sido convocados a Quito, donde se les transmitió la orden dada por el Padre General de la Orden de los Descalzos de abandonar el Vicariato en el que se encontraban junto a Mons. Gonzalo López OCD. La orden había partido del propio Papa Benedicto XVI durante la entrevista que mantuvo con Fray Saverio Cannistrà OCD el día 2 de mayo.


La primera prueba fue lo que aconteció el lunes 16 de mayo en la Radio Diocesana, perteneciente al Vicariato. Acababan de llegar de Quito los carmelitas y se les vio comandando el asalto a la emisora. No pudo disfrazar su presencia el Padre Juan Cantero OCD.



La segunda prueba fue el martes 17, cuando los carmelitas llevaron a Nueva Loja en autobuses a unos pobres indígenas del Cantón Cascales, con lanzas y todo, y los instalaron – en lo que pudiera parecer una operación de guerra – en las dependencias de la Catedral Diocesana. En un primer momento “secuestraron” a todos los que estaban dentro.

El asalto quiso tomar aires de “indignada reacción” contra los Heraldos del Evangelio, pero los únicos que estaban allí instalados eran los “agentes sociales” del “isamis carmelita”, que llevan acampados desde hace tres meses. La realidad es, sin ambargo, que la Catedral esta en obras hace ya muchos años y normalmente no se realiza el culto dentro de ella.

Por supuesto, la Radio Diocesana ocupada por los carmelitas pasó la noche lanzando proclamas incendiarias conclamando a la “población” de la Provincia a unirse a esta “rebelión”, que tiene como intención “sacar a los Heraldos vivos o muertos del Vicariato”.

Estas continuas amenazas de los carmelitas y sus agentes llegaron a hacer temer a las autoridades que la vida del Administrador Apostólico y sus misioneros corriese peligro de muerte. Se tomaron medidas para protegerlos ante la posibilidad de invadir la Casa de la Iglesia, residencia sacerdotal del Vicariato. Viendo el despliegue policial los carmelitas prefirieron desistir de su intento. ¡Al menos por ahora!

Las autoridades, que estaban reunidas, acabaron aceptando la realidad de los hechos. No son los Heraldos del Evangelio los que están provocando “un conflicto social”, sino los “isamitas”, como ya son conocidos los carmelitas y sus “agentes”.

La señora gobernadora mando que la emisora diocesana pasara a trasmitir solamente música, prohibiendo cualquier incitación a la violencia y al enfrentamiento. Por su parte el Administrador Apostólico permitió que se celebrase la Misa diaria que normalmente se realiza en un salón junto a la Catedral, en la propia calle. La asistencia de fieles multiplicó por diez, viendose personas llorando de emoción y dando gracias a Dios porque al final triunfaba la verdad. Se calculan más de 200 personas presentes.

La Misa campal terminó con unas palabras de Mons. Rafael transmitidas por los altavoces instalados en la calle, en las que volvía a hablar de la necesidad de mantener la paz y la calma. Pedía oraciones por todos los que están promoviendo estos desórdenes.

Algunos indígenas, cansados de todo un día encerrados en la Catedral, salieron también para asistir a Misa, e ingenuamente dijeron que les habían ofrecido almuerzo gratis y diez dólares por persona. La finalidad del viaje era “ayudar a los padrecitos carmelitas en trabajos en una capilla”. ¡Cuando supieron la realidad se sintieron muy engañados!

Las informaciones que hemos podido recoger hasta la tarde de hoy y las noticias que los medios de comunicación locales están transmitiendo, muestran que la opinión pública esta perpleja ante la pasividad que han mantenido las autoridades frente a los atropellos de los carmelitas y sus “agentes”. Varios periodistas fueron agredidos por los rebeldes.

También en la Catedral habia calma. Los indígenas parece que no gustaron de la comida que les ofrecieron y decidieron regresar a sus poblados. No hemos podido confirmar la noticia de que los “isamitas carmelitas” habían entrado en la Sacristía y habían profanado todos los objetos de culto que allí guardaban los Heraldos del Evangelio, rasgando con estiletes los Ornamentos Sagrados, los trajes de los monaguillos, etc. etc.

En mala situación se encuentra el General de los Carmelitas Descalzos, pues mañana jueves 19 debe ser recibido nuevamente por el Papa, junto con los miembros de las comunidades del Teresianum. ¿Qué responderá a la pregunta de si ya cumplió con la orden recibida hace más de dos semanas?

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